En  Bogotá es visita obligada el museo del oro, nos pasamos horas recorriendo sus pasillos llenos de joyas doradas de los diferentes pueblos ancestrales, principalmente colombianos. Es asombroso el nivel de detalle y los distintos tipos de piezas y adornos tallados en oro.

Monserrat tiene una iglesia y una hermosa vista de la ciudad de Bogotá, la subida no es fácil, se necesita la ropa adecuada (nosotros por las dudas no la hicimos), subimos en funicular, pero hay que hacer al menos la bajada para que haya algo de sacrificio.

La catedral de sal en Zipaquirá parece ser la primera maravilla de Colombia, es la vieja, la nueva catedral se encuentra en Nemocón y en teoría es mejor que la que nosotros conocimos. De todas maneras, la de Zipaquirá es muy linda. Es una catedral dentro de una mina de sal, que aún se está explotando, y se realizó debido a la gran devoción de los mineros por la Virgen del Rosario. Es inmensa, tiene hasta show de luces y sonidos y ventas de todo tipo de esmeraldas en su interior.

Finalmente la víspera de navidad la pasamos en Cali y Buga, pudiendo conocer las famosas ferias de Cali con el salsódromo. Este espectáculo es similar al sambódromo en carnavales de Brasil pero con salsa. Los bailarines van avanzando danzando salsa, con coreografías y trajes hermosos y trabajados a lo largo de la calle. Se puede observar desde gradas reservadas o desde el otro lado de la calle de pie. Además de este evento, la ciudad de Cali es una fiesta, en todos los rincones hay rumba, todas las noches hay orquestas en vivo y el alumbrado a lo largo del río es hermoso.