miércoles, 27 de agosto de 2014

Parece que Praia dos Carneros fue elegida como la mejor playa de Brasil en el 2013. No sabemos si es la mejor pero sí podemos afirmar que es realmente muy linda con sus coqueros, su vieja iglesita de estilo portugués, el encuentro del mar y río y su particular barrera de corales que se une con la playa invitándote a que la camines y te adentres al mar para visitar sus piscinas naturales, cuando la marea está baja. Su desventaja es que no posee muchos accesos públicos, ya que los terrenos lindantes a la playa son propiedad de una sola familia, en principio la familia de los Carneros, quienes después se la vendieron a otra y estos dividieron el gran loteo entre los 9 hijos y cada uno instaló distintas posadas y restaurantes carísimos a lo largo de la misma. Sin embargo, en el límite entre Praia dos Carneros y Tamandaré se puede estacionar y acceder a la playa para recorrerla y caminar hasta llegar a su parte más atractiva, las piscinas naturales.
Nos quedamos tres días y dos noches entre Carneros y Tamandaré, donde pudimos estacionar utilizar las instalaciones del bar Divisa dos Carneros, después decidimos conocer Porto de Galinhas, tal vez uno de los destinos turísticos más conocido del Nordeste brasilero, al menos para los argentinos.
Porto de Galinhas hace gala de su nombre, uno puede ver cosas con formas de gallinas por todas partes, en las calles, hechas con las partes de abajo de las palmeras, en las vidrieras como souvenirs, en las figuras de las cabinas de los teléfonos públicos… todo se relaciona con una gallina. La playa de Porto no es muy diferente a las demás, tiene su barrera de corales que generan el efecto de una pileta con agua muy calma y muchos barcos que llevan a la gente a hacer snorkel a las piscinas naturales que se forman entre los corales, pero a las cuales se puede acceder tranquilamente un poquito caminando y otro poquitito a nado cuando la marea está bien baja y usando ojotas para no pisar erizos. Lo que es lindo es la villa en sí, es muy pintoresca, nos recordó un poco a Praia do Forte en Bahía, con sus calles repletas de negocios, bares y restaurantes, música en vivo, artesanías y obviamente, gallinas.
Caminando por la playa central de Porto do Galinhas, se puede acceder a Maracaípe (o bien por calle) que tiene una playa ya con olas donde se realizan torneos de surf, más tranquila, desolada y donde, al llegar al Pontal (la punta) se puede ver el encuentro del río con el mar y gente haciendo kite surf. Es aquí donde se puede ingresar y tomar un barquito para ir a la reserva de caballos marinos, tour que no hicimos porque no nos gustó mucho eso de que se metan al agua y salgan con un hipocampo en un frasco, te lo enseñen y lo vuelvan a meter en el río. En esta parte, cuando la marea está baja, se puede ver una península de arena que se mete dentro del mar y permite llegar hasta la barrera de corales.
Nosotros llegamos un día a la tarde y fuimos a la playa de Porto a ver un poco, ahí conocimos a un francés, Iván, que estaba parando en un hostel de bandera argentina y que nos dijo que estaba en una zona tranquila, lo cual nos pareció bien para buscar un lugar donde dormir. Resulta que el acceso a Porto de Galinhas por la calle principal es peatonal y uno tiene que dejar el auto en uno de sus estacionamientos, pero también se puede ingresar al pueblo por otras calles laterales y desembocar en distintas plazas rodeadas de casas y posadas en un ambiente muy tranquilo.
 Al otro día fuimos a ver de qué se trataba Maracaípe y con la esperanza de ver las piscinas naturales de sus corales aprovechando la marea baja, cosa que nunca pudimos ver porque su acceso no es tan sencillo si le tenés miedo a los erizos. Volviendo conocimos a una pareja, Carlos y Ana, que después de contarles nuestro viaje y charlar de un poco de todo, nos invitaron a quedarnos unos días en su casa al lado del mangue, ahí en Pontal de Maracaípe, y así lo hicimos.
Cuando ellos tuvieron que irse a Recife por compromisos personales, nosotros volvimos a Porto de Galinhas, pero estacionamos en otra plaza, justo frente al hostel Casa Branca donde nos reencontramos con Francisco y Daniela, una pareja de uruguayos que conocimos en un frustrado tour en Praia dos Carneros. Con ellos fuimos a canjear nuestro cupón de drinks en Gatos da Rúa (gentileza de Sergio y Mirian, a quienes conocimos en Japaratinga), tomamos unas cervezas y charlamos un poco de todo.
Gracias a Gabi, una cordobesa que conocimos en la feria, en nuestra supuesta última noche, nos quedamos un día más y logramos conocer el esplendor de Porto de Galinhas con Maysa y su casa colorida, una casa cálida desde que la ves y que realmente te hace sentir como si sería tu casa. Empezamos con un termo con agua caliente y terminamos con cocina, baño y experimentando uno de sus cuartos coloridos. Finalmente con un poco de coraje pudimos conocer las famosas piscinas junto con nuestros amigos uruguayos a las 6 de la mañana (6:30 gracias a que el celular nunca sonó)  porque así se le antojaba a la Madre Naturaleza disponer la marea baja ese día.
Cargamos nuestras cosas a la camioneta y salimos de roadtrip con destino a Pipa y con una compañera de viaje: Gabi.

Praia dos Carneros I

Praia dos Carneros II

Praia dos Carneros III

Pobre bicho

Igreja Sao Benedicto - Praia dos Carneros

Praia dos Carneros


Bar Submarino Amarello en Tamandaré

Pontal de Maracaípe

Atardecer en Pontal de Maracaípe


La casa de los atrapasueños en Pontal de Maracaípe


Galinhas en Porto de las mismas

Casa colorida en Porto de Galinhas






Dejanos tu comentario!

Suscribite a los posts | Suscribite a los comentarios

Lo recorrido por ahora

Lo más visto

Traducir

Con tecnología de Blogger.

- Copyright © Odisea 2014: viaje sin rumbo -Metrominimalist

Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan -