Natal con Marilene

domingo, 21 de septiembre de 2014

Escribe Carla

Fuimos a Natal desde Pipa con Marcos y Dani que aprovecharon a hacer unos trámites pasando por un Baobab en medio de la calle de un pueblo, Nisia Floresta, y por el mayor cajoeiro do mundo, que no se si es el mayor pero es increiblemente grande.

Natal es la capital de Río Grande do Norte, con estadio mundialista nuevo (que vimos muchas veces de afuera pero nunca entramos), un centro histórico pequeño y dos catedrales, la vieja y la nueva. Esta última es todo lo contrario a una catedral tradicional, el altar es circular, el campanario está resuelto con mástiles que elevan las campanas desde el piso unos escasos metros y la cruz es tridimensional para que se vea de todos los frentes. Como todas las ciudades hasta aquí, tiene un litoral norte y sur, anbos muy lindos, con playas próximas y una playa urbana en particular muy concurrida: Ponta Negra.

Pero para nosotros Natal se resumió en una palabra: Marilene. Ella también forma parte de la Japaratinga surreal, ya que sólo con cruzarnos en el hotel Albacora nos invitó a visitarla en su casa en Natal. Nos mimó desde que llegamos y estuvo 100% dispuesta para nosotros. Nos acompañó a hacer mandados en el mercado Alecrim, nos ayudó con todos nuestros planes, nos llevó a recorrer el centro histórico y nos dió consejos de viaje. Una mujer increíblemente generosa, siempre dispuesta a ayudar a la gente que la rodea, personalmente o por vía telefónica, fanática de los elefantes y apasionada por viajar. Como estaba de mudanza se desprendió de algunas cosas que a nosotros nos eran de gran utilidad como por ejemplo una cuzcucera.

Los últimos días, después de conocerla un poco más, sentí a mi abuela Chuni, ya fallecida, de alguna forma con la presencia de Marilene. Era como si mi abuela nos estaba acompañando en esta parte del viaje, me remontaba a cuando era niña, y no tan niña, que no podía decir nada porque ella se desvivía por complacerme, y así fue Marilene con nosotros los días que pasamos juntos. Según mi abuelo, el viaje que emprendimos siempre fue un sueño de mi abuela... ¿será que decidió emprenderlo ahora con nosotros?