La llegada a Bogotá para la cena de navidad, una semana antes del 24, con la familia de Dani fue un verdadero rally. La frontera de San Antonio de Táchira – Cúcuta no es nada fácil. La aduana del lado de Venezuela está al final de San Antonio y demoramos 4 horas en hacer 12 km para que al final de la fila nos digan que teníamos que hacer los papeles a 5 cuadras de la aduana y volver por donde veníamos, o sea, hacer la fila de nuevo. Decidimos estacionar la chanchu del lado colombiano, cruzar el puente caminando e ir a averiguar el tema papeles. Nuestra salida del país la pudimos hacer sin problemas, pero a la hora de la chanchu el organismo encargado estaba cerrado y no habría hasta el lunes (era viernes a la noche). Tuvimos la suerte de que encontramos un oficial buena onda de la Guardia Nacional y que el sello de salida para el auto estaba fuera de la oficina así que solo tuvimos que esperar hasta la mañana siguiente.

Ya demorados, encaramos finalmente el último trecho hasta Bogotá, cuanto podemos demorar para 400 km? A la noche seguro llegamos! Aprendimos que en Colombia esta no es una pregunta fácil. En este caso a nosotros nos costó 16 hs y no poder llegar a la cena de navidad con la familia Betancourt. El problema no sólo eran las curvas y la altura, sino las zonas sin asfalto ya que sin querer elegimos la ruta por Boyacá, que todavía estaba en construcción, en vez de Bucaramanga.  Si bien el camino fue más difícil de lo que esperábamos, también  fue mucho más lindo, lleno de pueblos en medio de la montaña perdidos en el tiempo, personas con sombrero y poncho con jarras de leche por la ruta, un paisaje increíble y un lindo frío también. Lamentablemente hicimos el camino apurados debido al rally que tuvo un final frustrado y las fotos no reflejan lo hermoso del paisaje. Esa noche llamamos a Dani desde Soatá para decirle que íbamos a pasar la noche en el pueblo, todavía nos quedaban 6 horas de manejo! En Soatá nos invitaron a nuestro primer tinto colombiano. Un buen café negro para terminar ese día cansador.

Al día siguiente ya el camino fue mucho mejor, más relajados visitamos el puente de Boyacá, con toda su decoración navideña. El puente de Boyacá es uno de los monumentos históricos para conmemorar la batalla de Boyacá, una de las batallas más importantes de de la campaña iniciada por Bolivar para independizar el Virreinato de Nueva Granada. Al mediodía llegamos finalmente a Bogotá donde la familia Azcárate – Bentancourt nos esperaba con el emprendimiento Spezia!