Todo viento!

viernes, 24 de octubre de 2014

Sao Miguel do Gostoso es un pueblo que se encuentra en el punto de inflexión donde la costa brasilera comienza a hacerse horizontal y deja de ser vertical. El principal cambio que notamos a partir de aquí es el viento que comenzó a soplar (constantemente por la tarde y calmándose por la tardecita-noche) y con una fuerza considerable, dos variables fundamentales para explotar dos cosas: los deportes que aprovechan el viento, como el wind surf y el kite surf (teniendo en cuenta que está sobre la playa) y la energía eólica.

En estos lugares, ambas cosas estaban aprovechadas.

Desde Sao Miguel do Gostoso hasta el norte de Ceará, vimos una sucesión de parques eólicos que nos llamó poderosamente la atención, todos los panoramas congenian postales naturales complementadas por estos grandes ventiladores que no buscan confundirse con el paisaje sino más bien adornarlo, hacerse notar.

Hay algunos puntos que pueden resultar polémicos como la contaminación visual o sonora (aunque ni la notamos), cómo dificulta el acceso a algunos lugares y otros daños que la instalación de los molinos pueda ocasionar al medio ambiente y quién aprovecha la energía versus quién paga estos costos implícitos ya que es energía que se produce en el nordeste de Brasil pero es aprovechada seguramente por el sur, donde se encuentran las grandes industrias (esos son los comentarios).

Más allá de estos debates, a todos nos gusta tener un cierto nivel de vida y eso tiene un costo, energético en este caso, de alguna manera hay que producir la electricidad que esto implica si queremos ver televisión a todo momento, usar el aire acondicionado, tener las calles iluminadas, etc...

En resumen, lo que nos llamó la atención es la eminente insistencia de Brasil en el desarrollo de este tipo de energías y aprovechar lo que la naturaleza graciosamente les entrega todos los días. Un dato curioso, vimos molinos de la empresa IMPSA, que si no estamos equivocados son de desarrollo y producción argentino.