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- Salvador no nos deja ir
El viernes 18 de Julio era el día señalado para dejar Salvador atrás y comenzar a rodar en soledad, solo Carla, Mauro y la Partner (que de paso no tiene nombre, aunque le digamos "Chancha"), una parte del viaje que todavía nos es extraña y la cual nos produce mucha ansiedad. Por lo tanto, el Jueves hicimos una despedida de Rocío que tanto nos aguantó en su casa, Alejandro (su hijo), Jorge que fue también uno de los huéspedes peruanos de Lauro de Freitas y al que también despedíamos, Érica (una mendocina instalada hace unos cuantos años en Salvador y con quien compartimos semi finales y final argentinas) y sus dos hijos: Chiara y Lucas. El menú: choripanes cocinados con sistema gaúcho y cervezas Skol al que se le sumó fernet con coca (gracias Franco!).
Despedida en casa de Rocío |
Todo estaba listo en la Partner, acomodamos nuestros bártulos, las cajas y los colchones, solo faltaba pasar por la gráfica a colocar el logo de la Odisea en las ventanillas laterales, darnos el último abrazo con Rocío y Jorge, y salir hacia Feiras do Santana, Bahía, donde Rafa (un brasilero con muy buen castellano y tonada porteña que fue voluntario) y Selene (de Perú pero con años de residencia en Buenos Aires, voluntaria de la copa y ya 6 años viviendo en Brasil con Rafa) nos esperaban para almorzar y despedirnos de ellos y de Salvador al mismo tiempo.
Logos pegados |
Listos para salir |
Llegamos a la casa en Vera Cruz de noche, después de cuatro horas de manejo para hacer 180 kms! Es que en Brasil se maneja con velocidades máximas bajas (para lo que estamos acostumbrados) y además el tráfico correspondía a un viernes por la noche hacia un lugar de descanso. Limpiamos un poco la casa, elegimos cuartos, comimos, etc... etc... y a dormir, al otro día queríamos conocer las playas de la isla.
Amanecimos con lluvia, y después de dormir bastante mal por causa de los mosquitos que no nos dejaban en paz, decidimos seguir durmiendo un par de horas más ya que las piscinas naturales a las que queríamos ir no se iban a poder ver. A la nueva amanecida, salió el sol!
Rafa nos prometió hacer helado de fruta casero y Selene el pacho brasilero, el cachorro quente. Por nuestra parte, quedamos en hacer choripanes, sí!, Rafa expresó que le gustaron mucho al comerlos en Argentina. Y así, aprovechamos para ir al pueblo y comprar las provisiones para todo el fin de semana y tomar el desayuno.
La isla de Itaparica es muy tranquila en esta época del año, pocas son las personas que viven allí y muy pocas las que van de vacaciones en invierno, con lo cual teníamos toda la playa a disposición y lo aprovechamos. Sólo compartimos la playa con dos chicos, uno de ellos, Jorge, practicó sus destrezas de capoeira en la playa.
Algo que nos llamó poderosamente la atención es la avanzada del mar sobre la costa generando algunos destrozos sobre las viviendas y especialmente sobre las palmeras; según lo que nos comentaban, en unos 6 meses el mar avanzó de repente hasta derrumbar la línea de coqueros que estaban sobre los límites de los jardines de las casas y eso estaba a la vista.
El domingo conocimos la ciudad de Itaparica, su marina y su fuente de agua mineral. Resulta que existe un manantial de agua mineral que una empresa privada comenzó a explotar pero que el gobierno se lo retiró ya que se trataba de recursos públicos. Hoy uno puede acercarse a las canillas que vierten el agua mineral que están en la plaza y servirse. Los letreros dicen que al beber de la fuente de la juventud "hasta la más vieja se vuelve una nena" o algo así.
A la noche llegamos a Feiras nuevamente, cenamos y a dormir, al otro día había que dejar atrás Salvador para seguir con nuestro viaje, si nos deja ir.